En el siglo XV, España hizo la segunda revolución gastronómica (La 1ª fue la de Marco Polo). El descubrimiento de América fue prodigioso: patatas, maíz, café, cacao...

Hemos renovado la despensa de todo el mundo, hasta tuvimos que hacer una guerra contra los moros, algunos dicen que fue por política, otros por religión; la verdad es que fue por el cerdo negro. La reina castellana lloraba de pena viendo como en las dehesas salmantinas y extremeñas el cerdo pasaba desapercibido. No podía soportar aquellos pueblos: Guijuelo, Jabugo, Zafra, o las Alpujarras granadinas sin marranos. La reina castellana decidió invadir esos territorios para que el animal volviera a esos lugares.

Desde aquellos tiempos poco había cambiado la cosa y de pronto, pasamos del Ultamarinos a Mercadona, del Quijote al Bulli. La tercera revolución estaba en marcha.

Hoy sin tanto esfuerzo y en casi todos los pueblos de España hay comercios que podemos disfrutar. Ya no hay que irse a Paris a comprar un Pont L`Evêque.

Hoy no hay secretos: PODEMOS COMPARTIR Y DISFRUTAR.

Julio Camba dijo.

“EN EL TRANSCURSO DE MUY POCAS GENERACIONES EL ARTE DE COMER HABRÁ SIDO ENTERAMENTE SUSTITUIDO POR LA CIENCIA DE NUTRIRSE”

Espero que se equivoque.